domingo, 19 de julio de 2015

Predicas Online




Les invitamos a ver las predicas de nuestro Pastor Obel Troconis, a traves de YouTube en el Canal de la Iglesia Cristiana La Palabra Viva:  https://www.youtube.com/channel/UC6z7tRL5bkRNiXz4iXs-bPw/feed

Esperamos que les sea de provecho para su crecimiento en la fe y el conocimiento de Cristo Jesus, recuerden dejar sus comentarios.

Dios Les Bendiga

domingo, 12 de julio de 2015

Transmisión en Vivo Hoy






Estimados hermanos
 
Les informamos que hoy domingo se reanudaran las transmisiones en vivo de nuestros servicios a través del canal de Ustream.tv ya que se han resuelto los desafortunados eventos de hace dos semanas, les invitamos a disfrutar de la hermosa palabra de Dios.

Esperamos se gocen con nosotros, Dios les bendiga.


sábado, 20 de junio de 2015

Cómo Vivir Felices en este Mundo


Cómo vivir Felices y Victoriosos en este Mundo… y no fracasar en el intento











Pastor Obel Troconis
07 de junio 2015

La felicidad del creyente no está subordinada a nuestra vida futura en el reino de Dios, es decir, no está restringida únicamente a nuestra esperanza futura de estar con Cristo en el cielo. Sino que es el plan de Dios y su voluntad para cada uno de nosotros, sus hijos, que vivamos una vida plena, victoriosa, y de triunfo en triunfo. Es decir, Dios quiere que, mientras estamos acá en la tierra formando parte de este mundo, sus hijos sean felices.

2Co 2:14 Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús...

1Co 15:57 Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.

De manera que podemos decir que la felicidad del creyente es algo importante para Dios. No obstante, ni la palabra "felicidad", ni la palabra "feliz", aparecen en el Nuevo Testamento y en el Antiguo aparecen, sólo dos veces, una vez como felicidad, en Pr 24:25, donde el término hebreo es naém (felicidad) [םעֵנָ, 5276]; y otra como feliz, en Ec 4:3, usando el término hebreo tov (feliz o bueno) [בוֹט, 2896].

¿Quiere decir esto que en la Biblia no se maneja ampliamente el concepto de felicidad?  Para nada. Lo que pasa es que en el griego del N.T. se usa una palabra que es mucho más profunda y amplia que la simple felicidad. Podría decirse que es  felicidad al grado sumo, felicidad superlativa; y dicha palabra, en griego es makarios;  la cual se traduce comúnmente como "bienaventuranza o ser bienaventurado".

La Biblia usa makarios para demostrar que el ser humano, si permite que Jesús sea el Señor de su vida, puede vivir supremamente feliz, y estar mental y emocionalmente por encima de cualquier adversidad, sufrimiento o aflicción. Aquel que tiene a Jesús como su Señor, es absolutamente bienaventurado.

Dios quiere que tengamos acá en la tierra, un anticipo de esa felicidad celestial que nos aguarda en su reino. Claro está,  la felicidad en términos cristianos, no debe ser entendida en los mismos términos en que la busca y la anhela el mundo. Sino en los términos que se establecen en la Biblia; ya que son éstos, los que una vez internalizados y puestos por obra, nos permiten vencer y no ser vencidos, ni por el mundo, ni por las circunstancias. Dichos términos se reducen en una palabra sencilla: fe; y es eso lo que dice 1 Juan 5:4

1Jn 5:4  Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y ésta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.

Si nuestra fe está basada en la Palabra de Dios, y no en la lógica humana, entenderemos que la felicidad que Dios quiere para nosotros, se diferencia de manera sustancial de aquella que busca el mundo. La que es definida por el Diccionario de la Real Academia Española como: "un estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien, y que resulta en satisfacción y contentamiento".

No obstante, la mera observación o experiencia de la vida nos permite constatar que en este mundo no existen ni bienes, ni circunstancias, lo suficientemente firmes, seguros y duraderos que aporten al ser humano una felicidad verdadera.

Amados hermanos y amigos, ni el dinero, ni las posesiones materiales producen felicidad verdadera, ni duradera. De hecho, el dinero y las posesiones materiales son, en muchas ocasiones fuente de dolores de cabeza y hasta de desgracias. Ya lo dice la Biblia claramente en:

1Ti 6:10  10...porque raíz de todos los males es el amor al dinero...

Y la razón de esto se establece claramente en el versículo anterior:

1Ti 6:9 9Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición...

Y observemos lo que dice este otro pasaje:

Ec 5:10-15 10El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto...
 
La Biblia Dios Habla Hoy lo traduce así:

El que ama el dinero, siempre quiere más; el que ama las riquezas, nunca cree tener bastante...

Y la Nueva Traducción Viviente lo pone en términos aun más claros y contundentes:

Los que aman el dinero nunca tendrán suficiente. ¡Qué absurdo es pensar que las riquezas traen verdadera felicidad!...

11Cuando aumentan los bienes, también aumentan los que los consumen 12Dulce es el sueño del trabajador, coma mucho, coma poco; pero al rico no le deja dormir la abundancia.

La Nueva Versión Internacional presenta el verso 13 así:

13He visto un mal terrible en esta vida: riquezas acumuladas que redundan en perjuicio de su dueño, 14y riquezas que se pierden en un mal negocio...

Hermanos, cuántos de nosotros hemos sido testigos de esto, tanto en la vida de no-creyentes como de creyentes. Por ejemplo hermanos en la fe que no cumplen el llamamiento que Dios le ha hecho, o no desarrollan los dones que Dios les ha dado por el perjuicio que ha traído a sus vidas el dinero que heredaron o que tienen producto de su trabajo. Creyentes que se han desviado y extraviado porque han sido exitosos en los negocios, o por el contrario porque lo han perdido todo haciendo negocios. Nada vale más que un llamamiento de Dios a servir en un ministerio,  o que los dones que el Espíritu Santo nos da para ser de bendición y de edificación a la iglesia, y esto hay que entenderlo. No en vano el pasaje que dice:

Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.

Eclesiastés termina diciendo:

15[El hombre] Como salió del vientre de su madre: desnudo; así volverá [a la tierra]: yéndose tal como vino; y sin llevarse el fruto de tanto trabajo.

Como vemos, el dinero no aporta felicidad verdadera y perdurable. Las personas del mundo de lo que se preocupan es de "tener", de "obtener" y de "recibir", pero en el rigor de lo que nos dice la Biblia, la verdadera felicidad se encuentra en "dar".

Cuando Pablo se estaba despidiendo de los hermanos del Asia Menor, sabiendo que no les vería más, les dijo:

Hechos 20:33-35 33Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado. 34Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos me han servido. 35En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.

Es decir, es fuente de mayor felicidad dar que recibir. Y dar no sólo dinero, sino dar amor al próximo, dar lo que requiera un necesitado; dar nuestro tiempo para consolar a otros, para aconsejarlos, o escuchar sus problemas, sus anhelos.

Así que hermanos, no es que Dios quiera que seamos pobres, Dios lo que quiere es que nuestro tesoro sea Él y su Palabra. “por que donde está el tesoro del hombre, allí está también su corazón”  Mt 6:21, y si en tu corazón está Dios, tendrás el tesoro inigualable de sus bendiciones en tu vida; y solo:
La bendición de Jehová es la que enriquece, Y no añade tristeza con ella Proverbios 10:22

Es por ello que Jesús dijo a sus discípulos:

Lc 12:22-31 22... No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis. 23La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido... 29Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud. 30Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas. 31Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.

Por otro lado, para algunas personas la felicidad es igual a placer (placer sensual y/o placer sexual).

Bajo esta perspectiva la felicidad es vivir en un constante estado de diversión y de satisfacción de los sentidos y de los deseos de la carne. Pero tarde o temprano, casi siempre ya demasiado tarde para rectificar, cuando el cuerpo pasa factura por haberse deteriorado y envejecido,  todos se dan cuenta que este supuesto "bien", sólo les ha dejado soledad y un vacio difícil de llenar, y es entonces cuando se dan cuenta que esa "supuesta felicidad" no ha sido más que esclavitud: y han terminado siendo esclavos del alcohol, de las drogas, de la moda, o peor aún, esclavos de otras personas, de sus manipulaciones y de sus caprichos.  

A este respecto la Palabra de Dios es contundente para con los creyentes:

1Ti 6:11-12 11Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. 12Pelea la buena batalla de la fe, y echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado...

Para otros, la felicidad es igual a la ausencia de problemas o de situaciones o sucesos desagradables. Pero como todos sabemos vivir sin problemas o sin situaciones desagradables es imposible. Muchas personas, aun muchos cristianos, creen que vivir felices es darle la espalda a los problemas; o decidir simplemente ignorar a los demás y ser indolente ante los problemas y necesidades del prójimo. Ser felices es no salirse de su círculo de confort, de comodidad. Esto, amados hermanos, no es más que egoísmo, y a los egoístas, tarde o temprano les llega la aflicción, y algún día les tocara recoger de  la indiferencia que sembraron. Como lo dice Gal 6:7
Todo lo que el hombre sembrare, eso mismo recogerá.

Hermanos y amigos, tan seguro como que todo ser humano en este mundo nace para finalmente morir, es el hecho que a este mundo perdido y pecador, todos venimos a sufrir. Y no me venga con eso de que: "pastor, no confiese, o declare, o decrete eso"... aquí no se trata de confesar o de declarar nada, esta verdad está establecida, clara, explicita y contundentemente, en la Biblia en:

Job 5:7  Pero así como las chispas se levantan para volar por el aire, así el hombre nace para la aflicción.

Veamos lo que a este respecto dice el profeta Jeremías en su libro Lamentaciones en el capítulo 3, leamos desde el verso 19:

19Recuerdo mi tristeza y soledad, mi amargura y sufrimiento;
20me pongo a pensar en ello y el ánimo se me viene abajo.

Muchos dirían que la actitud de Jeremías es “falta de fe” pero ante esta realidad de la vida, la cual todos hoy día enfrentamos por vivir en un mundo manchado y destruido por el pecado, y cuyo príncipe es Satanás, veamos de dónde saca el profeta su fortaleza,  y cuál es la fuente de su felicidad:

21Pero una cosa quiero tener presente y poner en ella mi esperanza: 22Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. 23Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.
24Y me digo: ¡El Señor lo es todo para mí; por eso en Él confío! 25El Señor es bueno con los que en Él confían, con los que a Él recurren. 26Es mejor esperar en silencio a que el Señor nos ayude. 27Bueno le es al hombre llevar el yugo desde su juventud. 28Que se siente solo y calle, porque es Dios quien se lo impuso; 29Ponga su boca en el polvo, por si aún hay esperanza; 30Dé la mejilla al que le hiere, y sea colmado de afrentas. 31 Pues el Señor no abandona a nadie para siempre.  32Antes si aflige, también se compadece según la multitud de sus misericordias; 33Porque no aflige ni entristece voluntariamente [sin propósito] a los hijos de los hombres. 37 ¿Quién puede ordenar que algo suceda sin permiso del Señor?  38Tanto los bienes como los males vienen porque el Altísimo así lo dispone. 39Siendo el hombre un pecador, ¿de qué se queja en esta vida? 40Reflexionemos seriamente en nuestra conducta, y volvamos nuevamente al Señor. 41Elevemos al Dios del cielo nuestros pensamientos y oraciones.

Y con esto en mente, veamos cuál es la definición bíblica de felicidad:

Sal 1:1-3 1[Bienaventurado, es decir], Feliz es el hombre que no sigue el consejo de los malos, ni va por el camino de los  pecadores, ni hace causa común con los que se burlan de Dios, 2sino que en la ley del Señor está su gozo, y en ella medita de día y de noche. 3Es como un árbol plantado a la orilla de un río, que da su fruto a su tiempo y sus hojas no se marchitan jamás, y todo lo que hace, prospera.

La verdadera felicidad está en amar a Dios y a su Palabra, confiar en Él, hacer su voluntad, y en conocerle tanto como podamos conocerle. Es por ello que ese mismo Jeremías nos dejó el siguiente consejo:

Jer 9:23-24 23... No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. 24Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.

Y recordemos siempre lo siguiente:

No existe tal cosa como un sufrimiento sin sentido o sin un propósito, en la vida de los hijos de Dios.

Si creemos, confiamos y obedecemos a Dios, Él llevará a cabo el plan perfecto que preparó "de antemano" para que anduviésemos en él; y es dentro de ese plan, que nosotros como seres humanos: como padres, hijos, hermanos,  amigos, profesionales y como cristianos, vamos a poder alcanzar y desarrollar el máximo de nuestras capacidades y talentos, y podremos ser plenamente felices, podemos ser total y absolutamente makários. Y éste es el porqué:

Ef 2:10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

Es esta verdad lo que explica los cantos de alabanza y de júbilo que cantaban los cristianos mientras estaban siendo devorados por los leones en los circos romanos.  Es esto lo que da cuenta de las palabras de amor y de perdón pronunciadas por Esteban mientras lo apedreaban hasta la muerte. Es este perenne e inmutable "estado de ánimo", lo que mueve a Pablo a decirle a los Corintios (y a nosotros) lo siguiente:

2 Corintios 4:7-17  7Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, 8que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; 9perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; 10llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. 11Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.
17Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria...
Y añade:
2 Corintios 6:4-10  3En nada damos mal ejemplo a nadie, para que nuestro trabajo no caiga en descrédito. 4Al contrario, en todo damos muestras de que somos siervos de Dios, soportando con mucha paciencia los sufrimientos, las necesidades, las dificultades, 5los azotes, las prisiones, los alborotos, el trabajo duro, los desvelos y el hambre. 6También lo demostramos por nuestra pureza de vida, por nuestro conocimiento de la verdad, por nuestra tolerancia y bondad, por la presencia del Espíritu Santo en nosotros, por nuestro amor sincero, 7por nuestro mensaje de verdad y por el poder de Dios en nosotros. Usamos las armas de la rectitud, tanto para el ataque como para la defensa. 8Unas veces se nos honra, y otras veces se nos ofende; unas veces se habla bien de nosotros, y otras veces se habla mal. Nos tratan como a mentirosos, a pesar de que decimos la verdad. 9Nos tratan como a desconocidos, a pesar de que somos bien conocidos. Estamos medio muertos, pero seguimos viviendo; nos castigan, pero no nos matan. 10 Hay dolor en nuestro corazón, pero siempre tenemos alegría. Somos pobres, pero enriquecemos a muchos. No poseemos nada, y sin embargo, lo tenemos todo.

Hermanos y amigos, Dios hace que todas las cosas (aun las malas), contribuyan para bien a los que le aman: pero como lo establece su Palabra. Aun si lo malo viene del mismo Satanás, Dios lo torna para nuestro bien.

Por esto puedo afirmar que, ser feliz, en los términos que  Dios expresa en su Palabra, está a tu alcance, solo tienes que disponerte a creer, confiar y obedecer a Dios.

Dios les bendiga

El Principio del Buen Discipulo (6ta Parte)

Llamados a ser Diferentes (6ta Parte) 

"El Principio del Buen Discípulo: Viviendo en Obediencia y Perseverancia"








Pastor Obel Troconis 
Junio 2015 

Continuamos con la serie de prédicas que hemos titulado "Llamados a ser diferentes", en esta ocasión estaremos desarrollando el quinto y último discurso del Sermón de la Llanura, al que he puesto por título: "El Principio Del Buen Discípulo: Viviendo En Obediencia Y Perseverancia". 

Acompáñenme en la lectura de Lucas, capitulo 6, verso 40, y luego en versos 46 al 49. 

40El discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuere perfeccionado, será como su maestro.  
46¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo? 
47Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante. 
48Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca. 
49Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa.


Como dijimos antes, para entender plenamente lo que Dios quiere expresarnos por medio de esta narrativa, tenemos que tomar en cuenta la forma de enseñanza usada por los rabinos en los tiempos de Jesús, y que el Señor utiliza de manera brillante, demostrando así que su sabiduría es superior a la de los sabios de Israel. Esta forma de discurso, conocido como jaráz, sigue un razonamiento lógico, en el cual, por lo general, se interpreta el argumento a la inversa, de atrás hacia adelante, o se enfatiza el aspecto negativo o contrario de lo que se dice. 

Si partimos de la idea plasmada en los versículo 47 al 49, y trabajamos el razonamiento hacia arriba, notamos que lo que Dios quiere resaltar en este discurso son dos conceptos clave en la vida cristiana, tres condiciones sine qua non, o sin las cuales no puede alguien considerarse cristiano: paciencia, perseverancia y obediencia. 

Dichos conceptos se nos enseñan aquí a partir de dos cualidades inherentes a la persona del Mesías: 

La 1ra es la de ser "Señor" en el sentido de "Maestro", y a quien le debemos, por tanto, respeto y honra; y quien tiene, además, autoridad para enseñarnos. Esto es lo que en inglés sería equivalente a "Señor" como "Sir" (v. 40); 

Y la 2da cualidad de la persona del Mesías; la de "Señor" en el sentido de "Señor de Señores", "Amo", "Soberano" y "Dueño", y a quien le debemos, en consecuencia, total obediencia como siervos suyos que somos. Además de autoridad, en este se sentido se incluye también la noción de "propiedad". Esto es, lo que en inglés sería equivalente a "Señor" como "Lord" o "Master"; que es la idea que se transmite en los vv. 46 al 49. 

Con esto en mente, analicemos el v. 40, el que trata con la cualidad de "Maestro" de nuestro Mesías: 

40el discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuere perfeccionado [esto es, plenamente instruido], será como su maestro. 

Aquí tenemos una doble advertencia, por un lado, se nos enseña que un maestro no puede guiar a sus alumnos más allá de donde él haya llegado. Nadie puede enseñar lo que no sabe, y el límite que sus alumnos, van a poder alcanzar, es aquel que él mismo tiene. Nunca tal maestro podrá exigirles más que eso, hacerlo sería deshonesto y anti ético. Esto es algo que todo el que se considera a sí mismo maestro debe tomar en cuenta antes de asumir la responsabilidad de enseñar. Esto es así, tanto en el ámbito secular como en el cristiano. 

La otra advertencia es para los discípulos; un creyente no debería aceptar maestros inadecuados o mal preparados, ya que como alumno, va a estar restringido por las limitaciones de su maestro. Todo buen discípulo va a tender a emular siempre a quien le enseña, es por ello que debemos preocuparnos por buscar los mejores maestros. Son éstos los que, junto a la asistencia del Espíritu Santo, nos pueden guiar, para a llegar más lejos en nuestro ministerio. 

Ahora bien, ¿qué significa ser discípulo? 

Respondamos esta pregunta partiendo de su definición: "discípulo" proviene de una raíz latina que significa "aprender", pero aprender bajo la guianza de alguien, de quien no sólo se adquiere información, sino también formación, en lo que respecta a la manera en que debemos conducirnos moralmente en la vida. En tal sentido, el buen discípulo debe ocuparse de imitar al buen maestro. Ser discípulo equivale entonces a aprender por observación constante y por imitación. 

Es esta idea justamente a la que alude el término griego que se traduce en este pasaje como "discípulo": μαθητής mathetes (3101). El término griego alude a aquel que sigue algo o sigue a alguien por medio de la observación cuidadosa, y de cuyo proceso adquiere conocimiento. Se deriva del término "μαθέω", de donde proviene nuestra palabra "matemática", y que hacía referencia, en el mundo griego antiguo, a aquella actividad en la que se aprende por medio de la observación y la abstracción (esto es, la conceptualización).

 Es de aquí que μαθητής, también puede traducirse como "seguidor", aquel que sigue y observa cuidadosamente para aprender. Un cristiano es un seguidor, un discípulo de Jesucristo; de quien aprende no la pura teoría, sino también la práctica, el estilo y la forma de vivir, de pensar, de sentir, y de actuar; y a hacerlo por imitación. 

Jesús es en todos los aspectos nuestro verdadero Maestro, aquel a quien debemos seguir e imitar tanto en su doctrina (en lo que respecta al Padre, al Espíritu y a Él mismo, en cuanto a su persona y obra), como en su conducta (ante todas las circunstancias que Jesús experimentó). Como cristianos no podemos afirmar hacer lo uno, sin cumplir lo otro, o viceversa. No se puede ser discípulo de Jesús si sólo tenemos la teoría (la doctrina que el enseñó), pero no se imita la conducta que el mostró. 

Jesús como nuestro Maestro, es la autoridad suprema en todos los aspectos de nuestra vida, de fe y de conducta. A Él debemos imitar en todo. Y es de aquí de donde se deriva nuestra autoridad de cara a la iglesia, al mundo, y al diablo y a sus demonios. 

Debemos, como cristianos maduros, ser también ejemplo para otros, en especial para los que están comenzando el proceso de discipulado. Es en este sentido que nosotros también somos maestros. Eso sí, maestros en un constante proceso de entrenamiento; de perfeccionamiento. 

Es así como en términos bíblicos un discípulo puede concebirse también como un "maestro en entrenamiento". Y de acá se desprende otro principio importante y necesario dentro de la iglesia: el principio de igualdad dentro de la diferencia y la diversidad. 

No todo creyente está llamado a ser maestro en lo que se refiere a la teoría (a la doctrina), pero en cuanto a la práctica (a la conducta), todos estamos llamados a ser Cristo céntricos; y en este sentido, todos somos iguales. Todos estamos llamados a ser diferentes a los del mundo. Podemos tener diferente "vocación", diferente "ministerio", pero todos gozamos del mismo estatus en la iglesia: el de ser servidores y santos, amándonos los unos a los otros como Él nos amó, dando su vida por nosotros. Esta es la norma que regula las relaciones entre los hermanos de una iglesia, si es que en verdad han sido perfeccionados. 

Pero de discípulo se deriva también la palabra "disciplina", que no es otra cosa que obligarse diligentemente o "disciplinarse" a ser plenamente instruido, y esto es lo que el término "ser perfeccionado" también significa en la Biblia. 

Mas todo el que fuere perfeccionado [esto es, todo aquel que fuere plenamente instruido o equipado], será como su maestro. 

Para ser "perfeccionados", para ser plenamente instruidos o plenamente equipados, se requiere disciplina, paciencia, y sobre todo, perseverancia. De esto, tenemos ejemplo en nuestro Buen Maestro, en Jesús, quien, como Buen Hijo, acepto ser "perfeccionado" por el Padre: 

7Y Cristo, en los días de su carne, habiendo ofrecido ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue escuchado a causa de su temor reverente. 8Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; 9y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen... Hebreos 5:7-9 

Cristo no vino a este mundo ya perfeccionado, eso lo llevó a cabo el Padre aquí en la tierra. Y ¿cómo fue perfeccionado Cristo? La Biblia lo dice: 

Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten [esto es, convenía a Dios Padre], que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos. Hebreos 2:10 

¿Qué opinan de esto los de la falsa doctrina de la súper fe y la confesión positiva? No que "yo confieso", y "yo declaro", o "yo decreto inoperante" etc. etc. Si Dios perfeccionó de esta manera a su hijo Jesucristo, ¿Creen ustedes que sus discípulos serán perfeccionados de forma diferente, de forma más chévere? No hermanos. Es aquí donde se aplica esa parte del pasaje que dice: el discípulo no es superior a su maestro. Más todo aquel que fuere perfeccionado, será como su maestro. 

Amados hermanos, Dios está en su derecho de instruirnos y equiparnos plenamente, de la manera que Él mejor crea conveniente, en virtud de su sabiduría, soberanía y omnisciencia. 

Y como añade este el mismo discurso narrado por Mateo: 

 ....Si al padre de familia llamaron Beelzebú, ¿cuánto más a los de su casa? Mt 10: 25b 

En el Evangelio de Juan, el Señor también nos lo recuerda de la siguiente manera: 

Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán. Jn 15:20 

Perfeccionar equivale aquí a "instruir en todo", tanto en la experiencia práctica de la vida, como también en el conocimiento doctrinal de la fe cristiana, tal y como lo dice el siguiente pasaje: 

1Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, 2de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno... Heb 6:1-2 

Esto lo podemos entender mejor, leyendo los versículos que le preceden: 

12Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de la palabra de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido.13Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; 14pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal. Heb 5:12-14 

Una vez que hayamos sido perfeccionados por medio de las aflicciones como también lo fue Jesús, mostrando en todas estas cosas paciencia, perseverancia, y obediencia, entonces podremos llegar a ser semejantes a Él como maestros. El nos enseña por las buenas, y también por las no tan buenas. El apóstol Pablo lleva esto hasta sus últimas consecuencias cuando dice: 

… a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a Él en su muerte… Flp 3:10 

Hermanos, quien no enseñe lo que Jesús nos enseñó, tanto de palabra como en hechos, debe ser rechazado. Esa enseñanza que predican por allí los apóstatas, de que como cristianos todo es color de rosa; que todo es prosperidad, yates, carros lujosos y cero enfermedades, debe ser rechazada de forma vehemente y contundente. Jesús ni enseñó eso, ni vivió de esa forma; todo lo contrario; la Biblia dice: 

Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas... 1Pe 2:21 

Pasemos ahora a analizar los vv. 46 y los que le siguen. Acá se trata la cualidad de "Señor" de nuestro Mesías, en el sentido de "Señor de señores", "amo", "soberano" y "dueño de nuestras vidas", en virtud de lo cual le debemos total obediencia: 

46¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo? 

Jesús no sólo es nuestro Maestro, Él es también nuestro Señor. Según el DRAE, "señor" significa: aquel que es dueño de algo; que tiene dominio y propiedad en ello. De allí que en latín "señor" se diga "dominus": dueño de la casa, (con todo lo que hay dentro, tanto personas como objetos), y que por lo tanto, ejerce toda autoridad y dominio sobre ella. Y esto mismo es lo que expresa el término griego para "señor": kýrios. 

En lo que respecta a Dios como "Señor", la casa es todo el universo. Y Él ejerce absoluta autoridad y dominio sobre éste; Él lo gobierna; y todo está sujeto a Él. Él es soberano sobre todo, y dispone de ello como quiere. 

¿Qué significa entonces que al referirnos a Jesús, le llamemos "Señor"? 

 Significa que lo estamos reconociendo a Él como nuestro dueño, como el amo, gobernador y soberano de nuestras vidas. Estamos diciendo que entendemos y aceptamos que somos sus siervos; en griego, sus dúlos, esto es, sus esclavos. Este es el término con el que se presentaban los apóstoles ante los demás, y que los hacía sentir honrados. 

Pablo entendía el gran honor que significaba ser cristiano en este sentido, ya que en tres de sus cartas (Romanos, Filipenses, Tito), comienza identificándose como dúlos del Señor, esto es, esclavo del Señor, esclavo de Jesucristo. Lo mismo hicieron Pedro, Santiago y Judas. 

Notemos que ninguno de ellos se identifica como “hijo del rey” o cualquier otro título que expresase altivez o arrogancia, como sí lo hacen muchos de estos apóstatas del falso ministerio apostólico-profético. Ellos entendían que como testigos fieles de Jesús, su fin era mostrar el carácter de siervo que su Señor mostró y enseñó. Como dice la Escritura: 

 … porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como doulos (como esclavos) vuestros por amor de Jesús. 2Co 4:5 

Si decimos "Jesús es mi Señor", estamos reconociendo que somos sus esclavos; y saben cuál es la definición griega de esclavo, y recuerden que el N.T. está escrito en griego; esclavo es aquel que no se pertenece a sí mismo sino a otro; o dicho de otra manera, aquel que no hace nunca su voluntad sino la de otro; aquél que no vive para sí mismo sino para otro. Es curioso que Pablo utilice casi los mismos términos cuando dice: 

 … y [Jesús] murió por todos, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. 2Co 5:15 

Y veamos lo que Jesús, nuestro Maestro, dijo: 

Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Jn 6:38 

Al llamar a Jesús "Señor" reconocemos que estamos obligados a obedecerle; hacer todo lo que nos dice. No es suficiente una mera "confesión emocional" de su señorío. El verdadero amor y la verdadera fe en el Señor, se muestra por medio de la obediencia. No le amamos en realidad, y no creemos de verdad si no hacemos lo que Él dice. La obediencia es algo que se muestra con hechos, no con meras palabras. En Santiago 1:22 se nos dice: 

Pero sed hacedores de la Palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. 

Hay personas que siguen haciendo lo que ya Pablo le decía a Tito en su carta: 

… profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan. Tit 1:16 

El Señor concluye este discurso, haciendo uso de un mashal, esto es, ilustrando la enseñanza por medio de una parábola, en la que describe el fin del creyente obediente y del desobediente. Veamos: 

47Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante. 48Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca. 49Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa. 

El Señor quiere que seamos hacedores, y no solo oidores de su Palabra. Así de sencillo. 

La "casa" es nuestra vida, la "inundación del rio impetuoso" son las tormentas que enfrentamos en nuestro andar diario; la "roca" es Cristo, el "fundamento" es nuestra fe (nuestra confianza), la "arena" es nuestra propia prudencia, nuestra lógica humana, y el "cavar hondo" es nuestro interés y esfuerzo por obedecer. 

El que oyó y no hace es aquel que quiere evitar el esfuerzo que implica tener paciencia, perseverancia y obediencia; es el cristiano light, que se esfuerza lo menos posible; el que es cómodo, que no le gusta pagar el precio, ni hacer sacrificios, ni mucho menos salir de su círculo de confort. O como ya lo he predicado antes, el que no ve en la fe cristiana un verdadero tesoro, ni una perla de gran precio por lo que vale la pena dejarlo todo para obtenerlo. Son aquellos que ven la fe cristiana como una mera extensión de su vida secular, sólo que la barnizan de "espiritualidad", para así calmar su conciencia religiosa. 

 Hermanos; eso no es más que religiosidad, solo que sin imágenes, ni estatuas. No buscan echar a un lado la arena y cavar hondo, con disciplina, paciencia y perseverancia, mostrando obediencia, hasta encontrar la roca sobre la cual asentar sus bases. Son aquellos que se conforman con lo mínimo, con lo más básico, con lo que hace y dice la mayoría. Se conforman, lamentablemente, con la pura experiencia emocional; sin buscar la profundidad, la reflexión, los principios, aquello que sirve para dirigir nuestras vidas en cualquier circunstancia; es decir; no les gusta escudriñar, y prefieren escudarse en eso de que "la letra mata"; y conformarse con los comentarios de otros, o las prédicas de otros. En conclusión; son los inmediatistas que se satisfacen con el aquí (con lo que ofrece este mundo), y con el "ahora" (con una visión a corto plazo, con las ofertas del momento, que impiden que la luz de la eternidad les ilumine el camino a seguir). 
El camino más duro, aquel que demanda mayor esfuerzo y trabajo. Ese que la Biblia llama el camino angosto, es el que a menudo termina siendo el mejor y el más satisfactorio. Y no olvidemos nunca esto: 

...que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. Rm 8:18 

Si en verdad entendemos esto, no habrá adversidad en este mundo, no habrá tormenta o río impetuoso que golpee nuestra vida, que nos derrumbe. 

La enseñanza de esta parábola es clara: “obedéceme,” dice el Señor, “y podrás resistir la tempestad; "desatiende mis palabras", “y te buscarás el desastre”. 

Hermano, amigo o amiga, la desobediencia acarrea desastre; pero la obediencia a Dios trae siempre bendición. 

Dios les bendiga