Cómo vivir Felices y Victoriosos en este Mundo… y no fracasar en el intento
Pastor Obel Troconis
07 de junio 2015
La felicidad del creyente no está subordinada a nuestra vida futura en el reino de Dios, es decir, no está restringida únicamente a nuestra esperanza futura de estar con Cristo en el cielo. Sino que es el plan de Dios y su voluntad para cada uno de nosotros, sus hijos, que vivamos una vida plena, victoriosa, y de triunfo en triunfo. Es decir, Dios quiere que, mientras estamos acá en la tierra formando parte de este mundo, sus hijos sean felices.
2Co 2:14 Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús...
1Co 15:57 Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.
De manera que podemos decir que la felicidad del creyente es algo importante para Dios. No obstante, ni la palabra "felicidad", ni la palabra "feliz", aparecen en el Nuevo Testamento y en el Antiguo aparecen, sólo dos veces, una vez como felicidad, en Pr 24:25, donde el término hebreo es naém (felicidad) [םעֵנָ, 5276]; y otra como feliz, en Ec 4:3, usando el término hebreo tov (feliz o bueno) [בוֹט, 2896].
¿Quiere decir esto que en la Biblia no se maneja ampliamente el concepto de felicidad? Para nada. Lo que pasa es que en el griego del N.T. se usa una palabra que es mucho más profunda y amplia que la simple felicidad. Podría decirse que es felicidad al grado sumo, felicidad superlativa; y dicha palabra, en griego es makarios; la cual se traduce comúnmente como "bienaventuranza o ser bienaventurado".
La Biblia usa makarios para demostrar que el ser humano, si permite que Jesús sea el Señor de su vida, puede vivir supremamente feliz, y estar mental y emocionalmente por encima de cualquier adversidad, sufrimiento o aflicción. Aquel que tiene a Jesús como su Señor, es absolutamente bienaventurado.
Dios quiere que tengamos acá en la tierra, un anticipo de esa felicidad celestial que nos aguarda en su reino. Claro está, la felicidad en términos cristianos, no debe ser entendida en los mismos términos en que la busca y la anhela el mundo. Sino en los términos que se establecen en la Biblia; ya que son éstos, los que una vez internalizados y puestos por obra, nos permiten vencer y no ser vencidos, ni por el mundo, ni por las circunstancias. Dichos términos se reducen en una palabra sencilla: fe; y es eso lo que dice 1 Juan 5:4
1Jn 5:4 Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y ésta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.
Si nuestra fe está basada en la Palabra de Dios, y no en la lógica humana, entenderemos que la felicidad que Dios quiere para nosotros, se diferencia de manera sustancial de aquella que busca el mundo. La que es definida por el Diccionario de la Real Academia Española como: "un estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien, y que resulta en satisfacción y contentamiento".
No obstante, la mera observación o experiencia de la vida nos permite constatar que en este mundo no existen ni bienes, ni circunstancias, lo suficientemente firmes, seguros y duraderos que aporten al ser humano una felicidad verdadera.
Amados hermanos y amigos, ni el dinero, ni las posesiones materiales producen felicidad verdadera, ni duradera. De hecho, el dinero y las posesiones materiales son, en muchas ocasiones fuente de dolores de cabeza y hasta de desgracias. Ya lo dice la Biblia claramente en:
1Ti 6:10 10...porque raíz de todos los males es el amor al dinero...
Y la razón de esto se establece claramente en el versículo anterior:
1Ti 6:9 9Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición...
Y observemos lo que dice este otro pasaje:
Ec 5:10-15 10El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto...
La Biblia Dios Habla Hoy lo traduce así:
El que ama el dinero, siempre quiere más; el que ama las riquezas, nunca cree tener bastante...
Y la Nueva Traducción Viviente lo pone en términos aun más claros y contundentes:
Los que aman el dinero nunca tendrán suficiente. ¡Qué absurdo es pensar que las riquezas traen verdadera felicidad!...
11Cuando aumentan los bienes, también aumentan los que los consumen 12Dulce es el sueño del trabajador, coma mucho, coma poco; pero al rico no le deja dormir la abundancia.
La Nueva Versión Internacional presenta el verso 13 así:
13He visto un mal terrible en esta vida: riquezas acumuladas que redundan en perjuicio de su dueño, 14y riquezas que se pierden en un mal negocio...
Hermanos, cuántos de nosotros hemos sido testigos de esto, tanto en la vida de no-creyentes como de creyentes. Por ejemplo hermanos en la fe que no cumplen el llamamiento que Dios le ha hecho, o no desarrollan los dones que Dios les ha dado por el perjuicio que ha traído a sus vidas el dinero que heredaron o que tienen producto de su trabajo. Creyentes que se han desviado y extraviado porque han sido exitosos en los negocios, o por el contrario porque lo han perdido todo haciendo negocios. Nada vale más que un llamamiento de Dios a servir en un ministerio, o que los dones que el Espíritu Santo nos da para ser de bendición y de edificación a la iglesia, y esto hay que entenderlo. No en vano el pasaje que dice:
Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.
Eclesiastés termina diciendo:
15[El hombre] Como salió del vientre de su madre: desnudo; así volverá [a la tierra]: yéndose tal como vino; y sin llevarse el fruto de tanto trabajo.
Como vemos, el dinero no aporta felicidad verdadera y perdurable. Las personas del mundo de lo que se preocupan es de "tener", de "obtener" y de "recibir", pero en el rigor de lo que nos dice la Biblia, la verdadera felicidad se encuentra en "dar".
Cuando Pablo se estaba despidiendo de los hermanos del Asia Menor, sabiendo que no les vería más, les dijo:
Hechos 20:33-35 33Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado. 34Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos me han servido. 35En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.
Es decir, es fuente de mayor felicidad dar que recibir. Y dar no sólo dinero, sino dar amor al próximo, dar lo que requiera un necesitado; dar nuestro tiempo para consolar a otros, para aconsejarlos, o escuchar sus problemas, sus anhelos.
Así que hermanos, no es que Dios quiera que seamos pobres, Dios lo que quiere es que nuestro tesoro sea Él y su Palabra. “por que donde está el tesoro del hombre, allí está también su corazón” Mt 6:21, y si en tu corazón está Dios, tendrás el tesoro inigualable de sus bendiciones en tu vida; y solo:
La bendición de Jehová es la que enriquece, Y no añade tristeza con ella Proverbios 10:22
Es por ello que Jesús dijo a sus discípulos:
Lc 12:22-31 22... No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis. 23La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido... 29Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud. 30Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas. 31Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.
Por otro lado, para algunas personas la felicidad es igual a placer (placer sensual y/o placer sexual).
Bajo esta perspectiva la felicidad es vivir en un constante estado de diversión y de satisfacción de los sentidos y de los deseos de la carne. Pero tarde o temprano, casi siempre ya demasiado tarde para rectificar, cuando el cuerpo pasa factura por haberse deteriorado y envejecido, todos se dan cuenta que este supuesto "bien", sólo les ha dejado soledad y un vacio difícil de llenar, y es entonces cuando se dan cuenta que esa "supuesta felicidad" no ha sido más que esclavitud: y han terminado siendo esclavos del alcohol, de las drogas, de la moda, o peor aún, esclavos de otras personas, de sus manipulaciones y de sus caprichos.
A este respecto la Palabra de Dios es contundente para con los creyentes:
1Ti 6:11-12 11Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. 12Pelea la buena batalla de la fe, y echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado...
Para otros, la felicidad es igual a la ausencia de problemas o de situaciones o sucesos desagradables. Pero como todos sabemos vivir sin problemas o sin situaciones desagradables es imposible. Muchas personas, aun muchos cristianos, creen que vivir felices es darle la espalda a los problemas; o decidir simplemente ignorar a los demás y ser indolente ante los problemas y necesidades del prójimo. Ser felices es no salirse de su círculo de confort, de comodidad. Esto, amados hermanos, no es más que egoísmo, y a los egoístas, tarde o temprano les llega la aflicción, y algún día les tocara recoger de la indiferencia que sembraron. Como lo dice Gal 6:7
Todo lo que el hombre sembrare, eso mismo recogerá.
Hermanos y amigos, tan seguro como que todo ser humano en este mundo nace para finalmente morir, es el hecho que a este mundo perdido y pecador, todos venimos a sufrir. Y no me venga con eso de que: "pastor, no confiese, o declare, o decrete eso"... aquí no se trata de confesar o de declarar nada, esta verdad está establecida, clara, explicita y contundentemente, en la Biblia en:
Job 5:7 Pero así como las chispas se levantan para volar por el aire, así el hombre nace para la aflicción.
Veamos lo que a este respecto dice el profeta Jeremías en su libro Lamentaciones en el capítulo 3, leamos desde el verso 19:
19Recuerdo mi tristeza y soledad, mi amargura y sufrimiento;
20me pongo a pensar en ello y el ánimo se me viene abajo.
Muchos dirían que la actitud de Jeremías es “falta de fe” pero ante esta realidad de la vida, la cual todos hoy día enfrentamos por vivir en un mundo manchado y destruido por el pecado, y cuyo príncipe es Satanás, veamos de dónde saca el profeta su fortaleza, y cuál es la fuente de su felicidad:
21Pero una cosa quiero tener presente y poner en ella mi esperanza: 22Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. 23Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.
24Y me digo: ¡El Señor lo es todo para mí; por eso en Él confío! 25El Señor es bueno con los que en Él confían, con los que a Él recurren. 26Es mejor esperar en silencio a que el Señor nos ayude. 27Bueno le es al hombre llevar el yugo desde su juventud. 28Que se siente solo y calle, porque es Dios quien se lo impuso; 29Ponga su boca en el polvo, por si aún hay esperanza; 30Dé la mejilla al que le hiere, y sea colmado de afrentas. 31 Pues el Señor no abandona a nadie para siempre. 32Antes si aflige, también se compadece según la multitud de sus misericordias; 33Porque no aflige ni entristece voluntariamente [sin propósito] a los hijos de los hombres. 37 ¿Quién puede ordenar que algo suceda sin permiso del Señor? 38Tanto los bienes como los males vienen porque el Altísimo así lo dispone. 39Siendo el hombre un pecador, ¿de qué se queja en esta vida? 40Reflexionemos seriamente en nuestra conducta, y volvamos nuevamente al Señor. 41Elevemos al Dios del cielo nuestros pensamientos y oraciones.
Y con esto en mente, veamos cuál es la definición bíblica de felicidad:
Sal 1:1-3 1[Bienaventurado, es decir], Feliz es el hombre que no sigue el consejo de los malos, ni va por el camino de los pecadores, ni hace causa común con los que se burlan de Dios, 2sino que en la ley del Señor está su gozo, y en ella medita de día y de noche. 3Es como un árbol plantado a la orilla de un río, que da su fruto a su tiempo y sus hojas no se marchitan jamás, y todo lo que hace, prospera.
La verdadera felicidad está en amar a Dios y a su Palabra, confiar en Él, hacer su voluntad, y en conocerle tanto como podamos conocerle. Es por ello que ese mismo Jeremías nos dejó el siguiente consejo:
Jer 9:23-24 23... No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. 24Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.
Y recordemos siempre lo siguiente:
No existe tal cosa como un sufrimiento sin sentido o sin un propósito, en la vida de los hijos de Dios.
Si creemos, confiamos y obedecemos a Dios, Él llevará a cabo el plan perfecto que preparó "de antemano" para que anduviésemos en él; y es dentro de ese plan, que nosotros como seres humanos: como padres, hijos, hermanos, amigos, profesionales y como cristianos, vamos a poder alcanzar y desarrollar el máximo de nuestras capacidades y talentos, y podremos ser plenamente felices, podemos ser total y absolutamente makários. Y éste es el porqué:
Ef 2:10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
Es esta verdad lo que explica los cantos de alabanza y de júbilo que cantaban los cristianos mientras estaban siendo devorados por los leones en los circos romanos. Es esto lo que da cuenta de las palabras de amor y de perdón pronunciadas por Esteban mientras lo apedreaban hasta la muerte. Es este perenne e inmutable "estado de ánimo", lo que mueve a Pablo a decirle a los Corintios (y a nosotros) lo siguiente:
2 Corintios 4:7-17 7Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, 8que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; 9perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; 10llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. 11Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.
17Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria...
Y añade:
2 Corintios 6:4-10 3En nada damos mal ejemplo a nadie, para que nuestro trabajo no caiga en descrédito. 4Al contrario, en todo damos muestras de que somos siervos de Dios, soportando con mucha paciencia los sufrimientos, las necesidades, las dificultades, 5los azotes, las prisiones, los alborotos, el trabajo duro, los desvelos y el hambre. 6También lo demostramos por nuestra pureza de vida, por nuestro conocimiento de la verdad, por nuestra tolerancia y bondad, por la presencia del Espíritu Santo en nosotros, por nuestro amor sincero, 7por nuestro mensaje de verdad y por el poder de Dios en nosotros. Usamos las armas de la rectitud, tanto para el ataque como para la defensa. 8Unas veces se nos honra, y otras veces se nos ofende; unas veces se habla bien de nosotros, y otras veces se habla mal. Nos tratan como a mentirosos, a pesar de que decimos la verdad. 9Nos tratan como a desconocidos, a pesar de que somos bien conocidos. Estamos medio muertos, pero seguimos viviendo; nos castigan, pero no nos matan. 10 Hay dolor en nuestro corazón, pero siempre tenemos alegría. Somos pobres, pero enriquecemos a muchos. No poseemos nada, y sin embargo, lo tenemos todo.
Hermanos y amigos, Dios hace que todas las cosas (aun las malas), contribuyan para bien a los que le aman: pero como lo establece su Palabra. Aun si lo malo viene del mismo Satanás, Dios lo torna para nuestro bien.
Por esto puedo afirmar que, ser feliz, en los términos que Dios expresa en su Palabra, está a tu alcance, solo tienes que disponerte a creer, confiar y obedecer a Dios.
Dios les bendiga
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