domingo, 22 de febrero de 2015

Llamados a ser Diferentes


Llamados a ser Diferentes (1ra. Parte)

El Sermón de la Llanura 

 

Pastor Obel Troconis
 Febrero 2015


La Fe cristiana se desarrolla dentro de una doble dimensión. Esta doble dimensión, puede ilustrarse de la siguiente manera:

  1. La dimensión VERTICAL, que tiene que ver con la relación entre el ser humano y Dios.

  2. La dimensión HORIZONTAL, que tiene que ver con la forma en que nos relacionamos con la realidad que nos rodea. Esta realidad se presenta de dos formas: el mundo, es decir, la sociedad con sus prácticas y costumbres; y en segundo lugar las personas que nos rodean, lo que la Biblia llama: el prójimo.

En este sentido, la Palabra de Dios nos enseña cómo debemos conducirnos, siendo cristianos, apartándonos de la antigua manera de vivir: la del viejo hombre. Y es que, amados hermanos, todo aquel que ha nacido de nuevo, de la Palabra y del Espíritu, está LLAMADO A SER DIFERENTE, y a serlo en toda su manera de vivir!!!

Si nos damos cuenta..... La dimensión vertical, que es "el ámbito de lo espiritual", tiene que ver con el primer y gran mandamiento; el cual nos dice la forma como debemos relacionarnos con Dios, en los términos que él manda, y no como nosotros creemos que debe ser.... Hay muchos que dicen, "yo tengo una relación con Dios "a mi manera"..... Pero no es "a nuestra manera", es a la manera de Dios; y dicha manera es como lo dice Deuteronomio 6:5:

Amará al Señor tu Dios con todo tu corazón,
con toda tu alma, y con todas tus fuerzas.

 ¿Y cómo se hace esto en términos prácticos? Se dice allí mismo, en los versos que siguen:

Dt 6:6-9 6estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;  7y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. 8Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; 9y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.

Ya Jesús lo dejaba bien claro cuando estuvo en la tierra:

El que me ama, mi Palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. Juan 14:23

Por otro lado, la dimensión horizontal, que es "el ámbito de la moral", tiene que ver con los aspectos de la vida práctica: lo que involucra nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestros valores, y nuestra conducta con respecto a los demás.  Esta dimensión se sustenta sobre dos principios bíblicos fundamentales: En relación con el mundo, 

Romanos 12:2:

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

Y en relación con el próximo, lo establecido en el segundo gran mandamiento:

Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Mateo 22:39

A este respecto, la manera cómo debemos hacerlo, en términos prácticos, se enseña, entre otros pasajes, en lo narrado en Lucas 6:20-49.

Es sobre estas dos dimensiones que estaremos meditando en esta serie de mensajes titulados Llamados a ser Diferentes.

Hay creyentes que en lo que respecta a la DIMENSIÓN VERTICAL, a su relación espiritual con Dios, tienen 20 puntos: creen en un solo Dios, no se inclinan ante ninguna imagen, oran varias veces al día,  van a la iglesia todos los domingos, y al igual que el fariseo de Lucas 18:12 ayunan dos veces a la semana, y dan diezmos de todo lo que ganan.

Pero cuando se trata de la DIMENSIÓN HORIZONTAL, del ámbito que tiene que ver con la forma en que se relacionan con el mundo y con las personas que le rodean, tienen 01, salen “aplazados”.

Amados hermanos, hoy más que nunca se hace necesario ─y pertinente─ que como creyentes tengamos claro qué es lo que la Biblia llama "mundo", ya que, de acuerdo a lo que ella dice: 

el que se hace amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios (Santiago 4:4).

Lo peor que debe existir en este mundo, y en el que viene, es que Dios te considere su enemigo. Lamentablemente, existe hoy día dentro de las iglesias, la tendencia a permitir, y aun a estimular, que "el mundo" entre a formar parte del culto y de la forma de vida del cristiano.  Y esto lo quieren justificar en nombre de la "diversidad"; de la "modernización", y del "crecimiento numérico" (más no espiritual) de las iglesias.

Esta mundanización del Evangelio, que se pretende esconder bajo nombres sugestivos y atrayentes como; "el nuevo avivamiento", o "el nuevo mover del Espíritu", y más recientemente: la doctrina de "el vino nuevo", está siendo introducida en las iglesias por medio de estrategias empresariales de mercadotecnia, que tienen como fin sustituir la sana doctrina bíblica por una experiencia emocional envolvente y multimedia, que sea, sobre todo, "entretenida", adaptada a "la moda de hoy". El resultado de esto es un show que se parece más a una terapia motivacional en grupo ─centrado en el éxito financiero y la superación personal─ que al mensaje del Evangelio,  el cual es el único medio que el Espíritu Santo usa para convencer de pecado, de justicia y de juicio al no creyente; y traer edificación, exhortación o consolación y esperanzas al creyente!!!


Como hemos dicho antes, la forma como el cristiano debe relacionarse con el mundo se encuentra bien desarrollada en los pasajes del Evangelio de Lucas, capítulo 6 del verso 20 al 49.

Comencemos por analizar esa prescripción, llamada "El Segundo Gran Mandamiento": ¿qué significa "amar al prójimo como uno mismo"? Y más importante aún, ¿cómo se implementa este mandamiento en nuestra vida; en nuestro diario vivir?

De acuerdo a lo establecido en la Palabra de Dios, el próximo o prójimo es tu vecino, tu compañero de trabajo, el miembro de tu familia, el necesitado que te consigues en la calle, el hermano en Cristo con quien compartes dentro de tu iglesia, y además, el prójimo es aun tu enemigo.

Es por ello que quizás éste sea el aspecto más difícil de poner por obra; y lo es, porque tiene que ver con crucificar la carne, en lo tocante a nuestro fuero interno: aquello que no se ve: nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestras pasiones y nuestros deseos.  Aquellas cosas que luchan y se oponen a lo espiritual, y buscan que actuemos siempre según lo carnal y según los principios de la "lógica humana", moldeada por nuestra naturaleza caída; en otras palabras, según lo que dicta el corazón humano.

Ese mismo corazón que, según Jeremías 17:9,  

Es engañoso más que todas las cosas, y perverso....; y de donde salen, como lo dice Marcos 7:21-23, los malos pensamientos, el engaño, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez, [pero también] los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, la lascivia. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre.

Es por ello que Santiago 4:8-9 afirma: 

8[...] Y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. 9afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza [si aun estás contaminado con estas cosas carnales].

Y ¿cómo se logra purificar nuestros corazones de toda contaminación carnal? Lavando esas impurezas con agua pura, es decir, con la Palabra de Dios, la cual debe estar siempre en nuestra mente, de manera que tengamos "la mente de Cristo" (1 Corintios 2:16). ¿Creen ustedes que en la mente de Cristo había envidias, celos, murmuraciones, odios, rencores, soberbia o insensatez? Nooooo!!! Si tenemos "la mente de Cristo" no debe haber en nuestro corazón estas impurezas.

Si tenemos la mente de Cristo, cuando el viejo hombre trate de imponerse y las impurezas del corazón quieran contaminarnos, abrimos el grifo que está en la mente, para que la Palabra de Dios fluya y limpie lo que tenemos en el corazón, y así quedemos purificados, para actuar no como la lógica humana, carnal y diabólica nos lo dicta, sino como la lógica bíblica nos lo demanda.... Así seremos diferentes!!!
 
Habiendo aclarado este punto, volvamos a las preguntas anteriores: ¿qué significa "amar al prójimo como uno mismo"? Y, ¿cómo implementamos este mandamiento de forma práctica en nuestra vida?
Esta porción de las Escrituras de Lucas 6: 20 al 49 es lo que algunos denominan ─erróneamente en mi opinión─ "el Sermón del Monte". Este fragmento, podría llamarse más bien "el Sermón de la Llanura", ya que, si leemos el versículo 17 de este mismo capítulo 6, se nos dice que 

[Jesús] descendió con los doce apóstoles y se detuvo en un lugar llano, en compañía de sus discípulos y de una gran multitud de gente [...] Que había venido para oírle...

El llamado "Sermón del Monte", descrito en Mateo, es mucho más largo que el de Lucas: se extiende por tres capítulos completos: 5, 6 y 7.  Allí, en el v. 1 del capítulo 5, se dice: 

viendo [Jesús] la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos.

El "Sermón de la Llanura" de Lucas, es mucho más compacto: sólo abarca 29 versículos del capítulo 6.
Sigamos leyendo este pasaje:

27pero a vosotros los que oís, os digo:
                                                                       i.      amad a vuestros enemigos,
                                                                     ii.      haced bien a los que os aborrecen;
                                                                   iii.      28bendecid a los que os maldicen,
                                                                   iv.      y orad por los que os calumnian.

Amados hermanos, para las personas del mundo, para aquellos que no tienen al Espíritu Santo en su vida, esto es una locura!  Esto es totalmente contrario a la lógica humana que te dice: "al enemigo, ni agua"; "al que te maldice, maldícelo de vuelta"; "al que te aborrece, desprécialo; ese es el tipo de razonamiento con el que se manejan las personas del mundo. Pero nosotros, si somos cristianos, no podemos actuar así. ¡Si decimos que somos hijos de Dios, estamos llamados a ser diferentes! Y esto no es una opción, es un mandamiento.

Y esto es posible lograrlo, si como dije anteriormente, tenemos la mente de Cristo; haciendo que la Palabra de Dios more en abundancia en nosotros, como lo dice Colosenses 3:16.

No hay mejor forma de probarle al mundo (y probarnos a nosotros mismos) que somos diferentes, que haciendo aquello que es imposible para los del mundo: amar al enemigo, hacer bien al que te aborrece, bendecir al que te maldice y orar por el que te calumnia.

Ahora bien, cuando la Biblia dice: amad a vuestros enemigos ¿Cuál es el criterio que debemos seguir para relacionarnos con aquel que unilateralmente ha decido constituirse en nuestro enemigo?
La respuesta se encuentra en una serie de consideraciones que les pido siempre tengan en su mente:

La primera la encontramos en Romanos 12:18

…en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres...

Esto no implica que veamos a dicha persona con total indiferencia.  Ni tampoco significa que le puedes desear mal, o alegrarte cuando le vaya mal.

La segunda consideración, tiene que ver con las palabras en griego (que es el idioma original en que fue escrito el Nuevo Testamento) que se utilizan para designar el concepto de "amor" en sus diferentes variantes.

Una de dichas palabras es "filía"; la otra, que es la que se usa en el verso 27 de Lucas 6, es "agápe". Para entender bien este pasaje, debemos diferenciar bien estas dos formas de amor: el amor "filía" y el amor  "agápe".  

Esta diferenciación es parte de lo que veremos en el segundo segmento de esta serie: Llamados a ser diferentes. 

Dios les bendiga.

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