viernes, 5 de junio de 2015

Siendo Hacedores de Justicia

Llamados a ser Diferentes (3era Parte)

“Siendo hacedores de justicia”





Pastor Obel Troconis
Febrero 2015

Hemos estado hablando acerca de que la vida cristiana se desenvuelve en dos dimensiones, la VERTICAL, que tiene que ver con la relación del hombre con Dios, y que está gobernada por el primer Gran Mandamiento; y la dimensión HORIZONTAL, que es la que tiene que ver con la relación del hombre con los demás y está regida por el segundo Gran Mandamiento.

En esta oportunidad quisiera que reflexionásemos acerca del primer discurso que se desarrolla en ese "Sermón de la Llanura, ubicado en Lucas capítulo 6 versos del 20 al 26. Ese, que como dijimos anteriormente, podríamos denominar "Las Bienaventuranzas y Los Ayes, y El Principio de Retribución".

20Y alzando los ojos hacia sus discípulos, decía:

Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.
21Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados.
Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.
22Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan, y cuando os aparten de sí, y os vituperen, y desechen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre. 23Gozaos en aquel día, y alegraos, porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos; porque así hacían sus padres con los profetas. 24Mas ¡ay de vosotros, ricos! porque ya tenéis vuestro consuelo. 25¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados! porque tendréis hambre. ¡Ay de vosotros, los que ahora reís! porque lamentaréis y lloraréis. 26¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros! porque así hacían sus padres con los falsos profetas.




¿Qué quiere decir el Señor con estas palabras? ¿Qué se nos quiere enseñar en esta narrativa?

Si prestamos atención y leemos con entendimiento, nos daremos cuenta que en este discurso se enfatizan los "lamentos" (es decir,  los ¡ayes!) Se presenta un contraste entre las consecuencias de vivir con total indiferencia e indolencia ante las circunstancias de adversidad y de privación en las que, puede vivir tu prójimo; y las bendiciones que trae consigo ─tanto en este mundo, como en el venidero─ el soportar tales circunstancias, por amor a Dios.

Al analizar la estructura de la narrativa.  Podemos ver que hay tres bienaventuranzas, pero hay también tres ¡ayes!; y cada bienaventuranza está intercalada con su respectivo  ¡ay!

Vale la pena acotar aquí que lamentablemente, Satanás ha introducido de manera muy exitosa en la iglesia de hoy, una estrategia devastadora; un principio antibíblico con el que se pretende anular el llamado que como cristianos tenemos para exhortar y reprender a aquellos que actúan indebidamente: o imitando al mundo o permitiendo que el mundo entre a la iglesia; o introduciendo o permitiendo que se introduzcan falsas doctrinas.

¿Cuál es este principio antibíblico? Aquel que dice que si eres cristiano, no debes juzgar a nadie. Ahora bien, ¿Enseña la Biblia que como cristianos no debemos juzgar? Es aquí donde los versículos 20 al 26, tiene un intercalado en el versículo 37, que pido que lo leamos:


No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados. Lc 6:37


¿Enseña este pasaje que no debemos juzgar a otros? Yo considero que no, de ninguna manera. Lo que este pasaje nos está enseñando es lo que yo llamo "el principio de retribución"; esto es, "dar a cada uno conforme a lo que haya hecho"; y esto tiene que ver con uno de los atributos emblemáticos de Dios: la justicia.  En términos jurídicos la justicia puede definirse como: darle a cada quien lo que le corresponde. El principio de retribución nos habla en última instancia de la justicia de Dios. No debemos olvidar que el Dios a quien servimos es justo, y que él juzga con justo juicio, y por tanto, le pagará a cada uno conforme a sus obras; según lo que haya hecho estando en este mundo. Este es un principio cardinal en la teología bíblica.

Este es un principio que está expresado de forma taxativa en la Biblia:


No os engañéis; Dios no puede ser burlado: todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Gálatas 6:7


Si usted sembró en la vida amor, ayuda, consuelo, consejos, eso recogerá. Pero lo contrario también es cierto.


También observe este otro pasaje:

...de toda palabra ociosa [dicha a la ligera, sin ser ponderada, que no busca más que dañar] que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Mateo 12:36


Por otro lado, lo que sí queda prohibido en la Biblia es la murmuración y la difamación (o calumnia), ya que éstas son formas de juzgar sin justo juicio, y por tanto lo que buscan es destruir al prójimo: Veamos como lo expresan estos versículos:

Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez. Santiago 4:11-17
Al que en secreto calumnie a su prójimo, lo haré callar para siempre; al de ojos altivos y corazón soberbio no lo soportaré. Salmo 101:5 (NVI)

Hay a este respecto un pasaje que nos indica que en ocasiones hay personas que juzgan, pero es a partir de su propia condición:

Los que obedecen sinceramente a Jesucristo consideran que todo es bueno. Pero los que no obedecen ni confían en él, creen que nada es bueno; sólo piensan en lo malo, y no les remuerde la conciencia. Tito 1:15 (NVI)

Hay personas que te van a juzgar injustamente hagas lo que hagas, van a ver mal cualquier cosa que hagas. Como su corazón esta entenebrecido, y no obedecen, ni confían de verdad en el Señor Jesús, creen que todo es malo; ya que sólo piensan en lo malo. Ya a Jesús se lo hicieron, y es por esta razón que una vez dijo:

 33Vino Juan el bautista, que ni comía pan ni bebía vino, y decís: demonio tiene.  34vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y decís: éste es un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores. Lucas 7:33-34

Hermanos, "no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados" no significa que no debemos juzgar; lo que quiere decir, es que si vas a juzgar, procura no tener algo que reprochar, si vas a criticar a alguien por algo, cuídate de no padecer tu de ese algo, y mucho menos, padecerlo en mayor proporción. Es en virtud de esto que el Señor introduce la siguiente intercalación a esta narrativa en los vv. 41 y 42:

  41¿por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? 42¿o cómo puedes decir a tu hermano: hermano, déjame sacar la paja que está en tu ojo, no mirando tú la viga que está en el ojo tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano.
Lc 6:41-42

Si no te agrada que te juzguen, si no soportas que te critiquen, si no te gusta que te condenen, no hagas tú lo mismo.

De hecho, la Biblia afirma que si eres un cristiano bíblico, que no tiene de que avergonzarse; en otras palabras, si eres un cristiano espiritual, Dios espera de ti que juzgues todas las cosas, ya que tu no podrás ser juzgado por nadie.  Y esto no lo digo yo, lo dice la Biblia:

...el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. 1co 2:15

Dios lo que te pide es que si vas a juzgar, lo hagas con justo juicio, no según las apariencias. No según lo que alguien te dijo que le había oído decir a otro, que alguien más había hecho. No podemos juzgar según lo que "parece", según lo que "me dijeron", no podemos juzgar según las apariencias, sino que debemos juzgar con justo juicio! Esto es lo que  Juan 7:24.

¿Y saben por qué la Biblia dice esto? Leamos Mateo 7:2

 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados... Mt 7:2

Es interesante notar que en el Antiguo Testamento este mismo principio ya había sido enseñado por Dios:

Así habló Jehová de los ejércitos, diciendo: juzgad conforme a la verdad, y haced misericordia y piedad cada cual con su hermano... Zacarías 7:9

Apreciados hermanos, este mundo está habido de justicia, está habido de justo juicio, y esta misma necesidad también la encontramos en las iglesias. Si hay alguien en este mundo que está llamado a hacer justicia y a juzgar con justo juicio, ese es el cristiano verdadero, aquel sobre quien reposa abundante y permanentemente el Espíritu del Dios Justo y Verdadero.

Es en este sentido que el cristiano ha sido hecho, además de sacerdote, rey.  Así lo dice explícitamente:

Apocalipsis 1:5-6 5...al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, 6y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre...

No es como dicen por ahí los falsos cristianos, prepotentes, jactanciosos y soberbios de hoy en día quienes se creen más que los demás. Ser rey en términos bíblicos no significa eso. La función principal de un rey, ¿saben cuál era? La de juzgar al pueblo, y hacerlo con justo juicio. Veamos:

 4entonces todos los ancianos de Israel se juntaron, y vinieron a Ramá para ver a Samuel, 5y le dijeron: he aquí tú has envejecido, y tus hijos no andan en tus caminos; por tanto, constitúyenos ahora un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones. 1Samuel 8:4-6

Recordemos que fue Dios quien constituyó a Israel como nación, y fue Él quien le dio la constitución nacional, y sabiendo Él la magnitud de las consecuencias del pecado, sobre todo en lo que tiene que ver con la tendencia natural del hombre de querer tomar la justicia por sus propias manos, Dios instaura primeramente "jueces" para que juzguen todos los asuntos de la vida, y posteriormente, por pedido del pueblo mismo, Dios instaura reyes, para que, al igual que los jueces, ellos juzgaran al pueblo con justicia. Dios es un Dios justo, y esta cualidad él quiere que también esté en el hombre para que pueda vivir en equilibrio: este es el sentido del "ojo por ojo, diente por diente" del Antiguo Testamento.


La capacidad de hacer justicia fue una característica resaltante del rey David, de quien descendería eventualmente el Rey de reyes y Señor de señores:

Y reinó David sobre todo Israel; y David administraba justicia y equidad a todo su pueblo. 2 Samuel 8:15

David reinaba sobre todo Israel y practicaba el derecho y la justicia con todo su pueblo. 1Crónicas 18:14

La justicia, el derecho y la equidad (esto es, juzgar con justo juicio), así como el aborrecimiento de la maldad y la arrogancia, fueron el emblema del reinado de David, y él se condujo de esta manera, porque entendía que estas también eran cualidades emblemáticas de Dios. Por eso escribió para Dios Salmos que decían:

Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre; cetro de justicia es el cetro de tu reino. Sal 45:6

La justicia y el derecho son el fundamento de tu trono; la misericordia y la verdad van delante de tu rostro. Sal 89:14

Y estas mismas cualidades serían las características del Mesías:

 1saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces. [...] 3...no juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; 4sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra. 5y será la justicia cinto de sus lomos... Isaías 11:1-5

Por último hermanos, podemos notar que el verso 37 del capítulo 6 de Lucas hace referencia a lo opuesto de lo dicho previamente, lo que nos da un sentido de equilibrio:

No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados. Lucas 6:37

Si bien estamos llamados a juzgar, y aun, en base al justo juicio, a condenar, nunca debemos olvidar que si queremos que nos perdonen, también debemos perdonar (tal y como lo dice la oración modelo: perdona mis ofensas como nosotros perdonamos  a los que nos ofenden). Y en el perdonar, se muestra otra de las características emblemáticas de Dios: su misericordia; lo que también se nos recuerda justo en el versículo anterior de este capítulo 6, en el 36:

Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso... Lucas 6:36

Quiero terminar recordando un pasaje hermoso que nos da una especie de síntesis de lo que el Señor pide de nosotros como hijos suyos que somos:

Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios. Miqueas 6:8


Dios les bendiga.

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